Crónica de un "accidente anunciado" - Casi me mato colegas

[Para leer puntualmente sobre el accidente  Clic aquí]

PREÁMBULO - LA RODADA

Bueno, colegas moteros, hoy las noticias son malas. O buenas, de hecho, pues aún puedo escribir, respirar, y mi Preta está en la sala de mi casa, un poco herida, como yo, pero funcionando y sin daños de consideración. Me accidenté anoche bajando por la Medellín Bogotá.

Ayer fue un día de desequilibrio mental para mi, todos tenemos esos días en que no nos hayamos y solamente queremos sentirnos vivos, de alguna manera, sentir que vale la pena haber abierto los ojos en la mañana y sentir algo diferente. La sed de vida que tengo, por ejemplo, me exige tener al menos una vez al día, un momento memorable. Soy exigente.

Después de un día quieto, calmo donde la expectativa de "qué podría pasar" me mantuvo en insoportable espera, sentí la obligación de no dejar esto en manos de nada ni de nadie, por lo que decidí aventurarme en mi moto a conocer un lugar nuevo y darme una buena rodada. La necesitaba, para pensar, reflexionar, sentir adrenalina.

Ya tenía destino. El pueblo de San Vicente Ferrer, un pueblo que mencionó un colega del Parceros Motoclub Medellín, al cuál ya habían viajado los muchachos en una de las rodadas de fines de semana y que yo, por problemas que nunca faltan, no había podido disfrutar. Me interesaba conocer el pueblo, pues la carretera por una parte se veía muy prometedora, y por otra, tenía ese airecito campesino y festivo que un domingo en la noche puede reconfortar un corazón medio roto y aburrido.

Tomé el rumbo y hechando un galón de combustible en el tanque, arranqué a buen rito [a todo lo que daba la negrita] hacia arriba, por la Medellín Bogotá. Todo en orden. En el sentido de regreso una enorme fila de carros retornando a la ciudad, de subida, una cómoda soledad que me permitía subir a la velocidad que diera la moto. Curvas y rectas, tunel y peaje, y seguir luego de coronar el alto de la virgen para luego en la planicie fondear sin tener idea de qué velocidad llevaba y solo disfrutar la adrenalina hasta el décimo retorno que lleva al Pueblo de San Vicente.

La carretera de San Vicente es una delicia casi en su totalidad. No tiene puntos malos, solo que, a esa hora y en oscuridad total, después de recorrer la mitad del camino, creo yo, ya no hay señalización sobre el pavimento, entonces hay que estar muy atento al camino para no ir a encontrarse una sorpresiva curva y terminar en la sala de la casa de una finca.

Por lo demás es una carretera deliciosa, llena de curvas, que, a pesar de la espesura de la noche, permite imaginar el paisaje a plena luz del día. Las débiles luces del cielo despejado y estrellado, y las montañas a lo lejos coronadas de rayos y tronamentas, le imprimieron al viaje ese "sentido memorable" del que hablaba anteriormente.

Llegar al pueblo fue fácil. El pueblo es chico pero, textualmente como me dijo el muchacho que cuidaba las motos al lado de la iglesia "el pueblo es chiquito pero amañador" y con justa razón. Su gente es cálida, el pueblito tiene ese aire festivo del que hablaba, mucha actividad en domingo por la noche, las calles abarrotadas de gente y los negocios con su música a todo timbal. Me sentí un poco mejor, la carretera desconocida había sido benevolente y el paseo marchaba bien hasta el momento.

Lo que hice en el pueblo realmente fue rápido. Conocer, deambular, tomarme una gaseosa para "más tarde" comer algo. Cosa que no sucedió pues tuve el deseo de regresar a Medellín, por una muy buena razón que no es prioritario explicar en mi relato, tan pronto como fuera posible. Un poco confundido, retorné el viaje sin comer nada y me enfilé en la ruta nuevamente. Yo soy de rodar, y de nuevo la diversión comenzó.

Esta vez sabiendo el estado completo de la carretera, y con un poco más de sensibilidad en los ojos, abrí el acelerador y nuevamente ignoré a qué velocidad iba, me dejé llevar por el instinto y salí bastante rápido de aquella linda carretera serpenteante que deslizaba el vientre por las montañas de mi querida tierra antioqueña. En cuestión de 25 minutos salí de la vía veredal y me encontré con la premonición de mi suerte más adelante.

En toda la salida-entrada de la carretera a San Vicente, un accidente automovilístico. No hice parte del corrillo pues nunca me ha gustado el "chisme"... Pero vi un Renault 4 destartalado, vidrios rotos en el suelo, una grúa, no vi otro carro ni volcado ni chocado, y no vi más. Seguí mi rumbo...

La preta parecía estar ansiosa por llegar también, pues, quizá la exigencia de la subida le imprimió más picante a sus "venas" y de regreso andó toravía más rápido que antes. Así, raudo y al zoco legué al alto de la virgen y comencé a descolgar, nuevamente con poco tráfico pero conciente de la fila que quizá seguía adelante.

La adrenalina me abrió los ojos y comencé un arriesgado pero controlado descuelgue donde seguramente pasé los tres dígitos sostenidos por buen tiempo. Delicioso elixir que es esa copa de miedo y taquicardia que retumba en el pecho al ritmo del motor.

Así bajé hasta el peaje y a partir de allí comienza la crónica de mi accidente.

EL DESAFORTUNADO SUCESO.










View Larger Map

En la curva compartida en esta vista de Google Street sucedió mi accidente. En parte, por imprudencia mía, pues bajaba más rápido de lo que los frenos de la Preta podían responder, un atrevimiento que me saqué MUY BARATO porque lo que les voy a narrar era para haberme, como vulgarmente decimos por aquí, "QUEBRAO' EL CU*O"

En el poste de cableado eléctrico a la derecha de la vía había ocurrido instantes antes de mi, otro accidente de moto. Un sujeto que no se bien si venía o no con el acompañante, bajaba en una NKD, según él a 120kmh, se desconcentró y fué a parar a la grama, sacándo también la lotería porque solo tenía la mano fracturada [digo que la sacó barata teniendo en cuenta que el sujeto iba en pantaloneta, camiseta y a alta velocidad con un casco de 20mil pesos que se desastilló como cáscara de huevo y que NO SE COMO RAYOS no le pasó nada al tipo]. Delante de mí por el accidente que acababa de pasar, se aglomeró de un momento a otro una fila corta de carros. Fue sorpresivo, pues yo venía de la curva anterior bajando muy rápido y al llegar a esta contracurva fue cuando me encontré con el desafortunado incidente. Sin poder reaccionar.

Todo fue demasiado rápido. Delante de mí bajaba también rápido una Toyota Prado blanca que esquivó la NKD tirada unos 20 metros después del poste y que quedó sobre el carril izquierdo. Como yo bajaba rápido al ver la maniobra de la Prado dije "JUEP*TA un accidente"... CLARO, apliqué frenada de emergencia para contener la desbocada velocidad a la que venía y tiré para la derecha también, hacia donde se fué la Prado, que me cerró levemente pero me dejó espacio para pasar en mi maniobra.

EL PROBLEMA era que, desafortunadamente, en la vía había tirado un objeto que más adelante me di cuenta que era una roca de unos 40 o 50 centímetros de largo, por casi 30 de alto y mucho peso. Maciza. Como yo venía frenando de emergencia y como me veía cerrado por la camioneta [que no tuvo culpa alguna en mi caída pues no me cerró con brusquedad ni mucho menos con intención de dañarme y que además me dejó paso suficiente para escabullirme] me encontré de lleno con la roca y esa reacción INEVITABLE de mirar al "punto de la muerte" [recuerden que en moto, si ves un obstáculo jamás debes quedarte mirándolo, porque seguro allá irás a parar] me hizo golpear con la rueda delantera con la roca, que desafortunadamente "gracias a los efectos de la física mecánica elemental" combinada con mis frenos, velocidad, masa y trayectoria, me sacó catapultado de la moto haciendo un giro completo de 360 grados por el aire. La moto clavó la rueda delantera y cuando llegó al tope de los telescopios la física se apoyó en el principio de palanca  y la primera ley de Newton y el peso se apoyó en la rueda delantera haciendo una catapulta de la que salí de caras contra el suelo y la moto sobre mi. La moto me golpeó la espalda pero POR COSAS DE LA VIDA, EL DESTINO O HASTA DIOS yo hice fuerza para rodar hacia la cuneta, la moto seguia bajo los efectos de la física y voló después de golpearme con el maletero, hacia la izquierda siguiendo la inclinación del peralte de la vía. Tal fue el vuelo que se adelantó a la camioneta blanca por el carril derecho, rastrillada [lo ví en cámara lenta y me dolió mi negrita hechando chispas] y terminó en la trompa de la camioneta, justo debajo del Bumper, el conductor de la camioneta frenó en seco y afortunadamente a la preta no le pasó por encima. Yo encambio por una instrintiva reacción de supervivencia rodé hacia la derecha alejándome de los objetos peligrosos, de mi moto y la camioneta, y rogando que no viniera otro carro bajando detrás de mí también rápido, porque me hubiera atropellado.

En mi defensa puedo decir que el error de mirar directo hacia la piedra no fue por falta de pericia al timón, ni novatada, en esos casos procuro saber "exactamente" qué hacer y ya me he salvado de situaciones parecidas por aplicar bien los conceptos de las maniobras evasivas en moto. El espacio entre la camioneta, la piedra y la cuneta era mínimo, y a esa velocidad que bajaba, preferí darme el tiestazo con la piedra que ir a dañar la camioneta o terminar bajo sus llantas o de pronto ir a parar al lado del accidentado por irme a la cuneta. Cualquiera que fuera el escenario, a esa velocidad era malo. Lo menos peor quizá fué exactamente lo que me pasó y ahora que escribo esto, me doy por SUMAMENTE AFORTUNADO pues efectivamente fue lo menos catastrófico.

EL PROBLEMA FUE LA VELOCIDAD. 

Bajaba muy rápido para controlar la moto, al tener que frenar de emergencia, con el agravante de la inclinación de la vía, era imposible reaccionar con eficacia ante la intempestiva aparición del accidente, el encerrón y la piedra. Si hubiera viajado a 10 o 20 kmh menos, los frenos de mi Preta hubieran hecho su trabajo y hubiera podido maniobrar detrás de la camioneta y nada de esto habría pasado.

Fue una completa brutalidad de mi parte seguir azotando cuando comencé a ver que el tráfico aumentaba un poco y peor aún hacerlo en una vía donde no voy solo, sino que cosas como el accidente del otro sujeto en moto pueden suceder... Me aculpa y me siento irresponsable. Y por eso les invito a tener más control, se que nos gusta la adrenalina y a veces queremos sacarle todo a nuestras motos, pero la apuesta es muy alta, riesgosa y tal vez, no tengan o tengamos la fortuna de estar escribiendo al otro día por nuestros propios medios una crónica al respecto.

LA SAQUÉ BARATA.
Después de rodar por el suelo con la adrenalina al 100% y el corazón al punto de la explosión, me paré de ipso facto cojeando y brincando como rata envenenada. Me sentía bien, moví con relativo cuidado los brazos, la cabeza, las manos, los pies. No parecía dolerme nada más que la pierna derecha desde la coyuntura del fémur y la pelvis hasta el tobillo.

INMEDIATAMENTE me fui a mirar a mi negrita... POBRECITA, tirada bajo la camioneta. El hombre de la camioneta, que estaba muy asustado y que en medio de los nervios quiso irse rápido, trató de cerciorarse de que yo estuviera bien. Me vio caminando por mis medios, no me preguntó muchas cosas, que si estaba bien, que si venía solo [quizá para estar seguro que no había nadie bajo su camioneta en ese momento], solo dijo que no era culpa de ninguno, a la camioneta no le pasó nada [Cuándo han visto ustedes que a una prado le pase algo pues ajajaja esos tanques de guerra son indestructibles] y me ayudó a sacara a la negrita de debajo del bumper. El tipo estaba asustado y se quería volar, pero como realmente el no había tenido la culpa no ví problema y le dije que se fuera, que gracias [más que todo le agradecía por no haber vuelto papilla a mi Negrita linda] y se fué. Ahora que pienso, el tipo no fue del todo ortodoxo y correcto, pero afortunadamente no hubo realmente maldad de su parte o culpa al menos y me pareció justo que se fuera. Probablemente el susto que se llevó de ver una moto bajo su bumper y temer por haber dañado a alguien lo hizo actuar de esa manera.

Yo cuando salgo a rodar siempre me llevo mi chaqueta de cuero sintético que no es para rodar, pero es calientica y yo me doy moral [pues no he tenido presupuesto para comprar una con protecciones de verdad] pensando que el cuero sintético también protege. De hecho lo hizo, en el brazo derecho tengo dos quemaduras pequeñas por fricción, pero no tengo raspones, pelones ni nada.

Llevaba las botas que bahía comprado hacía un par de semanas, de punta de acero y caña media, bien amarradas y sujetas a mis pies, quizá a la derecha le faltó un mejor amarre porque se soltó, pero hizo bien su trabajo. En este momento me duele mucho el tobillo pero puedo caminar por mis medios, cojeando, y creo que hasta puedo manejar, ahora lo intentaré con cuidado.

Me duele aún la unión del femur y la pelvis, el talón y el tobillo, la rodilla izquierda tiene un leve resentimiento pero no hay raspón, ni hinchazón, ni dificultad para moverme.

LA SAQUÉ SUMAMENTE BARATA, tengo muchos ángeles guardianes en el cielo porque esa caida, en esas condiciones, en esa vía a esa hora, con ese tráfico y esa velocidad hubieran sido suficientes para que hoy estuvieran planeando mi velorio o estuviera en un hospital como pinocho.

No llevaba un equipo real de protección pero lo poco que llevaba y el instinto de gato para "saber caer" me salvaron de muchos problemas peores. COLEGAS, COMPREN EQUIPO DE PROTECCIÓN, yo tendré que invertir en él muy pronto pues, este susto me dió un ultimatum. Y sobre todo, prudencia, prudencia, prudencia. Uno no hace caso hasta que le pasa, ojalá no les pase a ustedes.

Les quedo debiendo fotos de los daños de la Preta. No le pasó mayor cosa, se raspó el carenaje, la barra de protección derecha, la tapita protectora del mofle, se destrozó la direccional trasera derecha y no más, todo lo demás está en orden. Quedó sonando feísimo porque el mofle se desajusto pero ya voy a revisarlo y apretarlo de nuevo, ojalá no se haya dañado la rosca en la culata. Eso sí sería grave. Ojalá que no. La cola se reventó, no se cómo diablos reventó la lamparita que ilumina la placa, la placa se dobló, tampoco se como porque la moto llevaba maletero y este no se , supongo que fué la camioneta...

El caso es que estoy bien para lo que pudo haberme pasado, y que tendré que consultar al médico por estos dolores.


CUÍDENSE MUCHO COLEGAS. No olviden la prudencia. Nunca se sabe si habrá una nueva oportunidad.



Comentarios

  1. Hermano, que bueno que no paso a mayores el accidente, más bueno aún que haya escarmentado y más bueno todavía que nos cuente esta experiencia a quienes estamos expuestos a lo mismo. Muy buenos post, gracias, un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Juan Daniel. Dicen que uno no aprende por cabeza ajena, pero yo soy detractor de ese dicho. Espero que mi crónica les sirva a todos los que la han leído para que antes de ponerse a azotar en la vía pública piensen en las personas que los esperan en casa y sobre todo en los demás que están en la misma vía y que podrían verse afectados por los actos de uno. No me imagino, por ejemplo, que en el accidente por la imprudencia hubiera causado lesiones a una persona externa... Son cosas que a veces la fiebre de acelerador no deja pensar y que es mejor tener muy presente antes de entrar en el frenesí de la velocidad.

      Saludos.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Problemas de Ralenti en mi Apache - Espíritus Chocarreros en el carburador

Reparación de motor a los 30.000 km - APACHE RTR 180

Auteco Bajaj AVENGER 220 - Test Drive