Auteco Bajaj AVENGER 220 - Test Drive

para que agarren el ambiente de la reseña

Muy bien colegas moteros, en esta oportunidad quiero compartir ustedes la experiencia que acabo de tener a bordo de la nueva Auteco Bajaj Avenger 220. Me dirigí casi por casualidad y con la mera intención de chismosear la moto al concesionario de la 33 de Auteco, donde en primera fila se encontraba la Avenger estacionada y exhibida. El primer contacto visual fue contundente para mí. De repente comenzó a sonar en mi cabeza Sabbra Cadabra de Metallica al observar la motocicleta.

La primera que vi era la negra mate que trae la línea amarilla en el tanque, que por cierto de tanque, no es “tan pequeño” como pensábamos algunos, de hecho, es bastante robusto, solo que, no es muy alto y en ese aspecto al visualizar la motocicleta de perfil, da la impresión de ser chico, pero nada de eso. En términos de capacidad los 3,4g que le caben son una cantidad suficiente de combustible para olvidarse de las gasolineras por un buen rato de recorrido.

El tamaño es muy interesante. Es grande, sin duda alguna, más grande que las motos que estaría uno acostumbrado a maniobrar dentro de la ciudad, no obstante es baja, la altura del asiento respecto al suelo es absolutamente accesible hasta para las personas de menor talla en nuestro medio. Mis 185cm se sintieron sumamente cómodos al abordar la motocicleta en parado dentro del almacén. La seguridad de reposar los pies en el suelo da un punto digno y obligado para esta custom.

En cuanto a la comodidad del asiento, debo decir que es bastante ergonómico. Descargar el trasero en las bien pensadas formas del asiento, que además tiene un mullido excepcional, muy generoso y que en las dos versiones mate viene con un estilizado diseño repujado y con costuras, que en la versión “negro nebulosa” pintada con acabado brillante, viene con un estilo de tapizado diferente y por cierto más sencillo, menos atractivo, aunque igual de mullido y confortable. La diferencia es puramente estética, insisto, gustándome más el de las dos versiones mate. El asiento de esta máquina hace que uno se acomode en un confortable Luis XV y no precisamente en una moto. O bien, sea porque nunca había tenido chance de montarme en una custom de pequeñas proporsiones, o bien porque la costumbre de la posición semi-racing de mi Apache me tiene ya el trasero acosumbrado a jornadas un poco menos confortables.

En cuanto al pasajero, el asiento es igual de mullido pero más angosto, no obstante, muy pero muy confortable también, sumándole puntos al espaldar que tiene un mullido tapizado de también generosas condiciones para la espalda del copiloto y que además no está ubicado en un ángulo tortuoso como he visto en otras custom, donde este accesorio está muy inclinado hacia atrás y parece casi una tortura china reposar la espalda en él. La posición de los calapiés del pasajero es excepcional, permitiendo un ángulo en las rodillas muy cómodo incluso para personas de estatura “grande” como yo… Sin dudas, pensé en mi novia automáticamente me senté en la posición del copiloto, de hecho me imaginé automáticamente un largo viaje sin las consecuencias de una posición complicada para disfrutar del paisaje. El accesorio del espaldar se remueve quitando cuatro tuercas [dos a cada lado de la base que se ubica por debajo del asiento del pasajero, lugar en el que imagino, se podrán acomodar perfectamente unos porta alforjas. Aunque personalmente no le pondría un accesorio varillero de ese tipo y optaría más bien por unas tradicionales maletas laterales estilo Harley Davidson.

En términos de posición de manejo puedo indicar que, por su línea Custom, para personas que no estamos acostumbrados a maniobrar estas motos, es absolutamente confortable y de hecho es facilísimo amoldarse al estilo de conducción. 

En cuanto a accesorios, factura y acabados, puedo decir que me gustó. Los cromados son bellos y vistosos como en una buena custom. De pronto la farola con su estilo de antaño me dejó algo pensativo, no por cuestiones de imagen sino más bien por el cristal que sirve de protección al bombillo, que tiene el tradicional estilo vieja guardia con muchas celdas que a mi juicio limitan la proyección de luz sobre el asfalto. Como la probé de día no pude determinar su rango de iluminación, pero, aunque viene dotada con bombilla H4 [no estoy seguro si es 12v 35w35 o creo que es de mayor vatiaje] no pude distinguir el haz de luz reflejado en las puertas traseras de los carros que iban delante de mí, como si lo veo a pleno día con mi Apache, imagino precisamente que por lo poco traslúcida de la farola de la Avenger. Igual habría que probar en la noche qué tal está de luces.

El motor es, en efecto, un viejo conocido. Se apropia del corazón de la Pulsar 220 con la que, a vuelo de pájaro, vi que comparten carburador y prácticamente todo lo relacionado con el propulsor. No detallé bien la ciclística, en realidad no miré sproket para determinar la relación, pero en la prueba constaté que es una moto fuerte, imparable a la arrancada. 

En cuanto a los frenos, porta un generoso disco delantero de excelente dosificación y tacto muy suave. Atrás porta un enorme tambor de 130mm que tiene un tacto preciso y eficiente. Para ser de tambor, funciona muy bien. La campana es grande, denota resistencia y de hecho le da ese toque vieja guardia a la moto. La configuración de caja es la misma “una abajo, el resto arriba”, cinco velocidades, de un accionar bastante suave y preciso, relacionadas para entregar muy buena fuerza desde bajas revoluciones. Por cierto, no tiene tacómetro o cuentavueltas, por lo que se requiere ser un piloto medianamente experimentado para guiarse en ese aspecto por medio del sonido del propulsor. 

Lo que más me gustó, tanto en parado como en funcionamiento, en cuanto a la caja, es que POR FIN pude manipular una Bajaj con un tacto suave en el embrague. Siempre le he criticado eso a Bajaj, por ejemplo la Pulsar NS, la Boxer 150 que fue mi primera moto, platinos, boxers, discovers, a todas les he sentido un tacto tosco en el embrague, cosa que “amo” de mi Apache, pues tiene el embrague más suave y confortable que he tocado en cualquier moto, incluso, solo comparable con motos de alta cilindrada con sistemas mucho más tecnológicos y precisos. Pues bien, el embrague de la Avenger es delicado y sensible, fácilmente lo puedes accionar con un solo dedo sin sentir un esfuerzo descomunal en el proceso, cosa que, espero, se conserve con el uso de la moto en la cotidianidad.

Bueno. Después de lolear la moto y sentirme pobremente atendido por los asesores, como es constumbre desde hace mucho tiempo en la 33 y en la mayoría de concesionarios [En serio colegas, soy una persona obsesiva con el tema de la atención, detesto ser mal atendido y soy capaz de no comprar algo solo por ese detalle] pese a la espera y que ningún asesor cesara de chatear por su smarthphone mientras yo miraba de lado a lado como "pa’ ver quién se dignaba a atender", se acercó una chica a preguntarme si ya me estaban atendiendo, a lo que casi groseramente le dije “nada… y parece que nunca lo van a hacer”… 

En fin, se me bajo ya la neura y la chica me comenzó a hablar de la moto, con el típico repertorio de vendedor mal informado que dicen los asesores, parecieran no saber un carajo de motos, que las direccionales, que el pito, que muy bonita, que los colores… Yo para acortar esa inmamable oración que sé me de memoria, le consulté si podía hacer el test, pensando que podría separar la cita para otro día. 

Pues resultó que podía hacer el test en ese preciso momento y así lo hice. Entregué cédula, pase y firmé un contrato donde le vendía mi alma al diablo [o a dismerca más bien] si a esa moto le llegaba a pasar cualquier cosa. Y bajo mi cuenta y riesgo, me entregaron la flamante Avenger verde militar con gris mate [Color hermoso que incluso me llamó la atención pues tiene destellos semi-iridiscentes, es decir, estilo camaleón y después de la inspección de rigor al salir, para verificar cómo me la entregaban, emprendí el rumbo hacia abajo a la glorieta de exposiciones.

LAS SENSACIONES.

Fue cuestión de salir montado en la moto para sentir lo que me temía. El reflejo de tirar los pies hacia atrás buscando el posapiés me llevó a ponerlos sobre los del pasajero. Novatada tonta que no me causó ningún susto gracias a Dios, porque ya había firmado mi sentencia de esclavitud si me llegaba a caer o a dañar la moto. La maniobra de buscar los posapies adelante no fue difícil, y con cuidado de no accionar los cambios o el freno trasero, pude ubicarme con facilidad, contando con la ayuda de la generosa llanta trasera de la moto 130/90/15 que le otorga una estabilidad alucinante, por lo que no se inmutó mientras yo me acomodaba trastabillando de los nervios.

Al parar en el siguiente semáforo, con las miradas puestas encima de los demás moteros,  sentí como si de repente se me calzara una chaqueta de cuero con borlas, un bigote estilo Lemmy Kilmister, guantes de taches y botas militares. Ja, ja, una tontería lo sé, puro metalero criollo, pero mi cabeza solo podía pensar en Motorbreath de Metallica a todo volumen en mis neuronas. Era momento de probar el sonido. No suena precisamente como una custom, especialmente en bajas rpm, era de esperarse, obviamente por el motor que tiene, aunque, el mofle le aporta un cierto ronquido que luego trepando las Palmas a buenas revoluciones se hace notar y da cierta impresión de moto más grande.

EXPECTATIVA

Lemmy Kilmister - Motörhead

REALIDAD

Querubín Rebelde - Los metaleros de Ráquira

Cambia el semáforo a verde y yo, medio embolatado de nuevo con los cambios, engrano la primera y giro el acelerador, entonces, los 220cc comienzan a sorber la mezcla de gasolina y aire con vigor y me sacan disparado del semáforo dejando quizá boquiabiertos a los demás moteros. La moto acelera excelente, su fuerte, como en las de su estilo, es el torque y la aceleración, no tanto la velocidad punta, aunque planeando debe ser sin duda alguna una moto capaz de mantener cruceros de tres cifras y pedazo con facilidad.

La sensación es de una moto aplomada y confiable. En la glorieta de exposiciones, conté con suerte de poco tráfico, por lo que pude entrar a la misma a una velocidad de sesenta y trazar la rotonda con impecable precisión. Me gustó el radio de giro de la moto, uno creería que es corto pero en realidad es muy maniobrable. Así me fui hasta el semáforo de nuevo al frente de Auteco, ya subiendo por la 33 hacia las Palmas, atrayendo de nuevo miradas. 

En el proceso desde que salí de la glorieta quise poner a prueba qué tan sacrificada se veía la “ratoneada” entre los carros. Al respecto debo decir que quedé gratamente sorprendido con la agilidad. Si uno es consciente del largo de la moto y no se la pasa como "Motoconcho" o "Ñarria de barrio" metiéndose por cualquier hueco que ve, puede sortear muy bien el tráfico sin encontrarse en dificultades. El manillar no es tan ancho de hecho, lo parece en las fotos pero tiene un tamaño muy suficiente, al igual que los espejos que no superan la longitud del manillar. Por cierto excelentes espejos, permiten una visibilidad espectacular por su gran tamaño.

Seguí el proceso de "ratoneada" hasta la glorieta de Sandiego, con resultados excelentes entre el tráfico, una respuesta a la dirección muy buena y una aceleración más que suficiente.

Hora de trepar por Palmas. Donde, sin miseria giré el acelerador y dejé que el potencial del motor se mostrara. De nuevo constaté que es una moto de mucha fuerza y aceleración, pero quizá no tanto de velocidad punta. Aunque, hay que tener en cuenta que la que utilicé estaba en pleno despegue, y todos sabemos que una moto en ese proceso es morronga y viene a soltar con el paso de los kilómetros su verdadero potencial. Sin embargo, no fue difícil alcanzar las tres cifras en el velocímetro análogo, subiendo a promedios de 95km/h y en algunos puntos más rectos a casi 110km/h, sin embargo no quise forzarla mucho, pues recordé que había dejado empeñado el apellido y no quería tener problemas con ello, así que seguí trepando a máximo 100km/h.

Pasé por la fotomulta del Indio suavemente, donde pude constatar el poder de frenado de la moto, pues en pocos metros reduje de 100km/h a 45km/h sintiendo la excelente potencia del freno delantero y el respaldo confiable del freno de tambor atrás. Luego, cuando salí de la vista de la cámara, volví a acelerar con progresiva contundencia y de allí en adelante mantuve una excelente velocidad, con un motor que pedía más cancha.

OJO CON LAS CURVAS

Después del Hotel Intercontinental hay una Y que lleva al trágico edificio Space y por la otra vía sigue Palmas por una interesante curva a la izquierda que siempre me ha gustado subir atizado. La tomé con limpieza y agilidad, pero justo delante de la curva me encontré con el piso completamente mojado y un moñón de carros en tránsito lento. Me asusté en realidad, pero los frenos de la moto y unas llantas aparentemente responsables en mojado me permitieron seguir el rumbo [Lo de las llantas en mojado habrá que chequearlo con lupa, pues son las tradicionales MRF que calzan las pulsar, de las cuales no he oido comentarios del todo buenos en mojado]. 

Después de la larga recta que hay allí, sigue una curva a la izquierda y una larga contracurva a la derecha, donde me llevé un buen susto. Quizá por la estatura baja de la moto, en la contracurva a 85kmh más o menos sentí cómo la guía del calapié, ese tornillo que ponen debajo del mismo para avisarle a uno que ya lleva suficiente inclinación rozó el asfalto y me hizo asustar, pues mi intención era acostarme un poco más. No fue nada grave, pero como tenía el nerviosismo de no “ir a dañar la moto” preferí no seguir dándole duro a las curvas. Cabe notar que los calapiés del conductor no son retráctiles  verificando con mi buen amigo Diego Muñoz notamos que los posapiés del conductor sí son retráctiles.

De ahí para arriba un poco más relajado en curvas pero azotando y acostando en una moto a la que es sumamente fácil acomodarse y conducir con confianza, hasta sentir por unas tres veces más los testigos del calapié informando de la inclinación, y a promedios por encima de los 90kmh llegué al primer mirador. Lugar donde me detuve a confirmar el estado de calapies y aprovechar para tomar unas pésimas fotos con mi celular-flecha barato que tengo por el momento mientras compro uno mejor. Sí, les debo las fotos, por ahora toca conformarse con ese chéchere de fotos que tomé.

Ya de ahí me devolví pues se agotaba el tiempo de los 20min de test [que aunque me dijeron que podía demorar 30 o un poco más si quería, como había otro señor esperando, me pareció imprudente seguir y mejor regresé].

La bajada es otro cuento. La posición sigue siendo deliciosa, los frenos con un comportamiento excelente y el aplomo en curvas excelente. En tres oportunidades quise aprovechar el poco tráfico para hacer simulacros de “frenadas de emergencia”, donde los frenos se comportaron con bastante seguridad. 

En todo el recorrido de este post olvidé hablar de las suspensiones. La moto cuenta con telescopios adelante con un recorrido generoso [no sabría con exactitud de cuanto] y atrás con resortes dobles. La sensación es de mucho comfort, son realmente muy suaves y blandas, lo que hace que el camino sea casi imperceptible sentir los baches, esto suma puntos a su perfil viajero. Por un par de ocasiones en unas irregularidades del asfalto subiendo palmas, sentí que lo blandas le proporcionaban, al pasar a buena velocidad, un rebote que casi alcanza a levantarlo a uno de la silla, sin embargo hay que tener en cuenta que yo iba a 100km/h en ese momento y que el perfil de la moto no es precisamente para sortear en modo "racing" el viaje. Estando dentro de los límites de velocidad permitidos, sin dudas, la Avenger ofrecerá un confort extraordinario.

Así bajé palmas, no tan desbocado pero si con rapidez tratando de sacarle jugo a los 20 minutos de entretenimiento que me patrocinó auteco. Bajando le saque 120kmh y no más porque no quería exceder mis capacidades en moto ajena.

Llegué de nuevo a Sandiego. Había mucho tráfico y nuevamente aproveché para probar la “ratoneada” donde nuevamente el desempeño fue excelente, indicando que como moto para el diario no ofrecerá mucha resistencia ni será inmanejable en la ciudad.

Creo que no me bajaba con una sonrisa tan grande de una moto desde que me entregaron a mi Preta [mi Apache]. Sin duda alguna, la Avenger estará dentro de mi lista de favoritas para el Upgrade en un futuro cercano. Ojalá muy cercano.

LO BUENO:

- La posición de manejo. Comodidad y mullido del asiento.

- Altura del asiento al suelo

- Motor responsable y de buena aceleración

- Frenos muy seguros

- El estilo que se presta para hacer sin fin de modificaciones. Sin duda esta moto es un lienzo en blanco para que cada uno le ponga su toque personal.

- Los comandos de direccionales, luces, gato y neutra en el tanque, junto al coqueto reloj del medidor de comunsitble, aunque a la luz del día no se distinguen bien los pilotos y por la ubicación es difícil mirarlos en marcha, son un detalle de diseño muy bello. Fino detalle de coquetería.

LO QUE NO ME GUSTÓ

- El pito. Horrendo, suena demasiado pasito y en un tono que parece de moto de juguente. Típico de las Bajaj. Yo le cambiaría eso desde nueva.

- La iluminación. Aunque estaba de día, no estoy muy seguro de que sea suficiente en carreteras oscuras del todo. Especialmente por el cristal.

- Inicialmente la atención en Auteco, aunque la chica que me atendió luego de casi 20 minutos esperando y un señor muy amable que sí conoce de motos fue bueno. Y no tienen excusa de la demora porque era sábado en la mañana y estaba casi solo el almacén.

- Que la negra brillante tuviera sillín diferente.

LO QUE YO LE HARÍA:

- Comprar la verde que es muy bonita, pero mandarla a barnizar para que quede brillante, pues estoy seguro que el efecto calamelón de esa pintura debe verse hermoso con brillo.

- Cambiar el bombillo o hasta la farola por una con cristal traslúcido completamente.

- Montarle maletas de cuero vieja guardia.

- Llevármela a un viaje hasta la Patagonia.

EN RESUMEN:

Una moto que entra al mercado con pocas competidoras. En estos días pediré test de la GZ150 de Suzuki a ver qué tal, pero sin duda el poder de los 220 de la Avenger la posicionan mejor en el mercado por la relación Costo-Beneficio. Una moto perfilada para el diario pero especialmente para salir a devorar kilómetros, no en modo racing sino así como nos gusta a muchos, salir a disfrutar, comernos unos pandequesos en un estadero, tomar fotos en un pueblo y regresar a casa sin lamentar la pérdida de la columna en el paseo. El precio me parece bueno [6.500.000 + Papeles], ojalá no lo suban después porque eso sí le quitaría atractivo. 

¡RECOMENDADA!

Otro punto a favor que comparto como actualización del post. El excelente video promocional que enmarca mucho del estilo que pretende capturar esta motocicleta. Sin duda me siento indentificado.

Gracias a Diego Alejandro Muñoz por compartirme el video

MÁS INFORMACIÓN:

• El cromo llega a Auteco con la Avenger 220 de Bajaj - Revista Demotos - Ver
• La Bajaj Avenger 220 llega a Colombia con un precio inicial de $6'590,000 - Ver